Cuando se lleva a cabo de manera sostenible, la acuicultura puede ayudar a resolver algunos de los problemas más acuciantes a los que nos enfrentamos hoy en día.
— La acuicultura suministra alimentos nutritivos y diversos a una población mundial en crecimiento.
— La acuicultura reduce la necesidad de capturar más peces salvajes para satisfacer la creciente demanda de peces y, por lo tanto, contribuye a preservar las poblaciones de peces.
— Puede suministrar alimentos frescos y locales. El suministro de alimentos más cerca del consumidor permite reducir las emisiones de carbono en el transporte.
— La acuicultura puede producir alimentos y piensos con un menor impacto climático y medioambiental que otros tipos de cría (por ejemplo, cría de bovinos para la producción de leche o carne). Consumiendo más alimentos procedentes de la acuicultura, también podemos reducir la presión de la agricultura en la tierra.
— Las actividades acuícolas pueden ser una fuente de ingresos y desarrollo para las comunidades costeras y rurales remotas en las que se dispone de pocas alternativas. Determinados tipos de acuicultura contribuyen a la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad (por ejemplo, la cría de moluscos, la acuicultura extensiva en estanques y humedales y la cría de algas y otros invertebrados). Estos servicios incluyen la limpieza del agua a partir del exceso de nutrientes y materia orgánica o la conservación y restauración de los ecosistemas y la biodiversidad.